Otra de las consultas en hematología más habituales, se refiere a la trombocitopenia. La trombocitopenia inmune primaria es una enfermedad hematológica que se relaciona tanto con la destrucción excesiva de plaquetas por parte de autoanticuerpos dirigidos contra antígenos de la membrana plaquetaria como con una trombopoyesis inadecuada.7,8 La trombocitopenia inmune primaria, también conocida como púrpura trombocitopénica, es una enfermedad autoinmune que puede acompañarse o no de manifestaciones hemorrágicas. Los síntomas de la trombocitopenia inmune primaria son muy variables y pueden ir desde presentaciones asintomáticas, hasta pacientes con hemorragias mucocutáneas, o individuos con hemorragias activas en cualquier lugar.7
El diagnóstico de la trombocitopenia inmune primaria se realiza por exclusión.8,9 Partiendo de esta base, diferentes guías recomiendan pruebas tales como la exploración física, el hemograma, el examen de la extensión de sangre periférica o el espectro electroforético e inmunoglobulinas.8 El principal objetivo del tratamiento para la trombocitopenia inmune primaria es mantener las plaquetas en un aceptable (≥20 - 30 x 109/L) a fin de revertir y prevenir la hemorragia.7,9 Los tratamientos incluyen transfusión de plaquetas, inmunoglobulina intravenosa, glucocorticoides, esplenectomía o rituximab (anticuerpo monoclonal anti-CD20 que induce la lisis de linfocitos B).9
Durante los últimos años se ha producido un cambio extraordinario en el tratamiento para la trombocitopenia inmune primaria gracias a la comercialización de agonistas del receptor de la trombopoyetina.9 Estos agonistas del receptor de la trombopoyetina mimetizan la estimulación de los receptores específicos por la trombopoyetina (el factor de crecimiento endógeno que regula la producción de plaquetas), induciendo así una proliferación y diferenciación de megacariocitos en la médula ósea y dando lugar a la producción y liberación de plaquetas a la circulación.9